TARTALETA DE FRUTAS

En ocasiones nos surge sin pensar algún compromiso y queremos llevar un postre. En ese momento revisas la despensa y ves que tienes cuatro o cinco ingredientes básicos, y algo de fruta en la nevera. Y piensas... ¿solo esto? Pues sí, con pocos ingredientes también se pueden hacer grandes cosas con las que quedar bien..

Esta tartaleta de frutas es un postre muy rico y ligero que encantará a todo el que lo pruebe. En esta ocasión yo la he hecho con kiwi y fresas, pero cada uno puede añadir o quitar fruta según su gusto.



INGREDIENTES
Para la masa quebrada dulce
300 gr. harina todo uso
150 gr. mantequilla a temperatura ambiente
75 gr. azúcar glass
1 huevo L
Una pizca de sal
Ralladura fina de una naranja
Para la crema pastelera
300 gr. leche entera
2 yemas de huevo
Aromas al gusto (vainilla, canela, piel de limón o de naranja)
80 gr. azúcar
15 gr. maicena
15 gr. harina todo uso
Para decorar
2 kiwis
4 fresones

Lo primero que tenemos que hacer es la masa quebrada, ya que la dejaremos reposar unos 30 minutos en la nevera para poder manejarla mejor. Hacemos un volcán con la harina y en el centro colocamos la mantequilla, el azúcar, la ralladura de naranja, la sal y el huevo. Mezclamos todos los ingredientes, sin amasar, hasta que consigamos una mezcla homogénea y sin grumos. Envolvemos en papel film y dejamos reposar en la nevera durante 30 minutos.

Mientras tanto preparamos el molde. Yo usé uno con base desmoldable y acabado rizado. Lo untamos con mantequilla o un poco de aceite de girasol y le espolvoreamos una pizca de harina. Esto evitará que la masa se pegue y podamos desmoldar con facilidad, ya que en esta ocasión el molde no podrá ir forrado con papel de hornear.

Una vez hayan pasado los 30 minutos de reposo, extendemos la masa sobre una fina capa de azúcar glass y así evitaremos que se pegue a la mesa de trabajo. No debe quedar muy gruesa porque una vez horneada y fría quedaría muy dura. La ponemos sobre el molde y lo cubrimos con la masa hasta que quede totalmente adaptado a la base y paredes. Debemos llevar especial cuidado en este paso, para evitar que se nos rompa. 

Una vez completado el paso anterior es el momento de cocer la masa. Precalentamos el horno a 180ºC. Mientras llega a la temperatura cubrimos la masa con papel de hornear y le ponemos encima legumbres. Este tipo de cocción se llama "cocer en blanco". El peso de las legumbres hará que la masa no suba y quede con ese toque quebradizo tan especial. Lo veréis mejor en la siguiente fotografía.

Horneamos durante 20 minutos aproximadamente, hasta que veamos que la masa está dorada.

Mientras tenemos la masa en el horno vamos a preparar la crema pastelera. Calentamos la leche con los aromas que hayamos elegido. Yo puse piel de naranja y limón. Cuando haya hervido durante un minuto apagamos el fuego y los dejamos reposar tapado unos minutos. Por otra parte mezclamos las yemas con el azúcar, la maicena, la harina y un chorrito de leche fría. Sobre esta mezcla colamos la leche que teníamos reservada y removemos enérgicamente. Lo volvemos a poner a fuego suave y no dejamos de remover hasta que espese. Hay que llevar cuidado de que no se pegue en la base..

Cuando la masa quebrada esté lista y la crema haya perdido un poco de temperatura podemos montar la tartaleta. Sobre la base ya desmoldada se vierte la crema pastelera y se extiende para que quede repartida de igual forma por toda la superficie. A continuación repartimos la fruta cortada en láminas a gusto de cada uno.

Como toque final., si queremos darle un poco de brillo mezclamos un poquito de agua con miel y pincelamos por encima de la fruta. Ahora ya tenemos nuestra tartaleta lista para comer.

A simple vista parece complicado porque hay que elaborar la masa quebrada. Se puede hacer con la masa que venden ya hecha en el supermercado, lista para hornear. Pero el sabor ya no será el mismo. Espero que os animéis a hacerla y me contéis que os ha parecido.

¡Hasta la próxima receta!














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